
-Sólo estaba pensando en la lectura...
-¿De verdad sabes leer?
-Un poco...
-Nunca le he visto la utilidad... ¿qué estás leyendo?
-Una novela...
-¿De qué trata?
-Trata de... amor.
-¿Y por qué lo haces?
-Porque los pensamientos son hermosos... porque las palabras son hermosas... y las frases... y, a veces, me hace olvidar la barbarie del hombre.
(...)"
("Un viejo que leía novelas de amor", Rolf de Heer)
Mientras escribo estas pocas líneas, ya madrugada del viernes, no dejo de pensar a tantas y tantas cosas. Una cosa me trae otra y ésta a su vez otra... y así veo pasar los minutos en el reloj sin que las mismas se transformen en palabras que mis dedos puedan digitar sobre este teclado.

Esta mañana mi hija me dió la noticia de la muerte de Luis Sepúlveda... otra vez el frío y una lágrima.
Viajo en el tiempo, a los años del secundario y oigo a mi profesora de literatura. Una mujer de alma rebelde pese a la edad, como pensaba entonces... hoy me pregunto si hay una edad para dejar de serlo. Aún puedo verla delante de mí con ese libro de un autor que había escuchado alguna vez pero nunca antes leído.
Me duró esa noche. Unas horas y lo había terminado. Ese final... exactamente ese efecto tenían (y tienen) las letras en mí. Puedo viajar... soñar... y olvidarme del mundo entero -y de lo que de él me duele-, si tengo un libro entre las manos.
Por alguna razón que no podría explicar, nunca más volví a leer al autor, a pesar de haberme gustado tanto y tener más de un título en mis manos. Algo que pienso remediar cuanto antes.
[Una noche más de insomnio... una noche donde he vuelto a leer este libro y ver su película... una noche para olvidar y disfrutar del ahora... del momento.

Esta mañana mi hija me dió la noticia de la muerte de Luis Sepúlveda... otra vez el frío y una lágrima.
Viajo en el tiempo, a los años del secundario y oigo a mi profesora de literatura. Una mujer de alma rebelde pese a la edad, como pensaba entonces... hoy me pregunto si hay una edad para dejar de serlo. Aún puedo verla delante de mí con ese libro de un autor que había escuchado alguna vez pero nunca antes leído.
Me duró esa noche. Unas horas y lo había terminado. Ese final... exactamente ese efecto tenían (y tienen) las letras en mí. Puedo viajar... soñar... y olvidarme del mundo entero -y de lo que de él me duele-, si tengo un libro entre las manos.
Por alguna razón que no podría explicar, nunca más volví a leer al autor, a pesar de haberme gustado tanto y tener más de un título en mis manos. Algo que pienso remediar cuanto antes.
Detalles del Libro
Título original: "El viejo que leía novelas de amor"
Autor: Luis Sepúlveda
Editorial: Tusquets
Fecha de la primera edición: 01/enero/1988
Páginas: 144
[Una noche más de insomnio... una noche donde he vuelto a leer este libro y ver su película... una noche para olvidar y disfrutar del ahora... del momento.
Si querés leer algo bonito sobre el escritor chileno, te recomiendo ir aquí... nos vemos.]