Veinticinco años. Pasaron veinticinco años desde la primera vez que la familia Soprano apareció en las pantallas y yo finalmente terminé de verla pocos días atrás... todavía siento esa sensación de orfandad de serie.
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"Los Soprano" como una serie que trata de mafia, de la criminalidad de las familias italoamericanas sería, al cuanto menos, reductivo. La serie habla de un drama familiar; con un padre,
Tony Soprano -en su piel, el inolvidable
James Gandolfini-, que debe recurrir a una psicóloga, la doctora
Jennifer Melfi (
Lorraine Bracco) porque su particular trabajo y su responsabilidad familiar, lo están haciendo colapsar. Pero éste es el primero de una larga lista de personajes increíblemente humanos. La esposa de Tony,
Carmela (
Edie Falco) en muchas ocasiones se la ve en lucha entre lo que desea y lo moralmente correcto. Su hija mayor,
Meadow (
Jamie-Lynn Sigler), que vive criticando y juzgando a su padre, sin dejar de amarlo infinitamente. Su hijo menor,
A.J. (
Robert Iler), que quisiera ser como su padre pero éste no desea esa vida para su hijo. Su madre,
Livia (
Nancy Marchand); su tío,
Junior (
Dominic Chianesi) y no nos olvidemos de una de sus hermanas,
Janice (
Aida Turturro), donde uno termina diciendo
"¡qué familia!". Luego están sus amigos, sus colegas,
Cris Moltisanti (
Michael Imperioli);
Paulie Gualtieri (
Tony Sirico);
Silvio Dante (
Steven Van Zandt);
Big Pussy (
Vincent Pastore);
Bobby Bacalieri (
Steve Schirripa)... y hay más, muchos más actores importantes y sus personajes que son también imprescindibles para la historia en sí, porque no hay uno, ni siquiera uno que haya estado de más.
Una serie donde no falta absolutamente nada, hay amor, traición, prejuicios, homosexualidad, machismo, religión, tradiciones, familia, amistad... Creo que el mejor logro de todo esto haya sido presentar unos personajes extremadamente humanos. No hay uno sólo que se lo pueda identificar como
"el bueno" de la historia, pero tampoco
"el malo". No hay blanco o negro, sino un enorme gris. Viéndola, en más de una ocasión podés sentirte identificado o imaginar que podrías actuar del mismo modo... y, unos minutos después, sentirte totalmente contrariado por estos mismos individuos... repito, por las seis temporadas que dura la serie, el espectador no deja de ver al ser humano detrás del personaje.
En fin, una de las mejores series que jamás he visto por tantos y tantos motivos; y te recomiendo de verla si ya no lo hiciste y, sino, verla nuevamente.