Hacía algunos días que Su invitación había llegado... siempre tan cuidada, hasta en el más mínimo detalle; siempre tan delicada como exquisita.
¿Cómo podría faltar a la cita? ...no, no podía ...no quería.
El tiempo era mi aliado, las pequeñas ventajas que en raras ocasiones tiene la distancia. Aquí todo iniciaba a calmarse; a entrar en la típica rutina de las horas diarias. Allí todo estaba por comenzar...
Las campanas sonaron marcando la medianoche. Sólo quedaba ajustarme la máscara e ingresar a Su salón. Que el baile diera inicio, que la música empezara a sonar y esperar...
...esperar que todo lo que estuviese por venir fuera maravilloso. Y mientras, brindar y danzar por ello.
¡Feliz Año Nuevo!
Gracias Dulce por invitarme un año más a ser parte de todo esto
y, sobre todo, gracias por tu amistad.
Para unirte a este Carnaval,