"(...) Para comprobar la intensidad del dolor del otro es necesario convertirse en el otro. La distancia entre cuerpos, la necesaria separación de las identidades, hace imposible la penetración en la conciencia dolorosa del otro. (...) Para conocer la violencia del fuego es necesario haberse quemado. No obstante, perdura la impotencia para conocer la proporción del sufrimiento del otro que también se ha quemado. (...)"
(David Le Breton)