¿A qué le tenés miedo?
¿A que te señalen con el dedo?, ¿a los prejuicios?
¿A una condena?, ¿a un estigma social?
¿Al engaño?, ¿a la traición?, ¿a la verdad?
¿A los cambios?, ¿a dejar todo?, ¿al futuro?
¿A no reconocer lo que refleja un espejo?
¿A desear desaparecer?, ¿a morir?
¿A perder a alguien que amas en un instante?
¿A que esa vez haya sido la última?
¿A que, tal vez, no haya mañana?
Yo pasé por todas y cada una... y aquí estoy.
Aprendí a dominar mis miedos; a tragarme las lágrimas; a gritar por dentro; a hacer de mis propias fragilidades, mi fuerza... Soy la que se para de frente a la tormenta, y en el centro del tornado clavo mis tacones. Porque así lo elegí, porque es la responsabilidad que me asumo, porque soy esa capaz de bajar al Infierno y escaldar al mismísimo Diablo si se mete con los míos... si se meten con lo mío.
Entonces, ¿a qué le tenés miedo?
¿A una como yo? ... ¿a las huellas que he podido dejar? ... ¿a mi presencia en esta ausencia? ... ¿a mi saber estar a pesar de cualquier distancia? ... ¿a las palabras que mi boca le desprende al viento?
Pues no lo hagas, no hay maldad en ellas. Déjalas que él se las lleve, que caigan en el olvido. Otras cosas hablarán por mí. Sólo bastará escuchar con atención... y...