miércoles, 5 de agosto de 2020

"Perfetti sconosciuti"

"(...)
- Pero una cosa importante la he aprendido.
- ¿Qué?
- Saber desactivar.
- ¿Es decir?
- No transformar cada discusión en una lucha por la supremacía. No creo que sea débil quien está dispuesto a ceder; de hecho, me parece más sabio. Las únicas parejas que veo durar son aquellas en las que uno de los dos, no importa quién, logra dar un paso atrás... y sin embargo, está un paso adelante.
(...)"
("Perfetti sconosciuti", de Paolo Genovese)


Desde que tengo memoria, cada vez que me sentí lastimada, herida, por alguna discusión o conflicto, no sabía o, mejor dicho, no elegía reaccionar de otra manera que no fuera devolver el golpe y que éste fuera aún más fuerte, más duro, más hiriente... y lo lograba, y tanto.

Pero nada de esto me hacía sentir mejor. Herir al otro, no hacía que a mí me doliera menos el golpe recibido. Me llevó años aprender a no reaccionar, a no 'pagar' con la misma moneda, a admitir que el otro me había lastimado pero que, en fin de cuentas, era yo la responsable... por aquello de que no te daña quien quiere, sino quien puede. Y es uno a otorgar ese poder. Así que aprendí a desactivar; a no devolver el golpe... a perdonar y, sobre todo, perdonarme.

Eso es lo que plantea esta película; en que confiar no significa saberlo todo, sino no necesitar saberlo y que, de todos modos, esté bien así. Obviamente yo he visto la versión original, la italiana de Paolo Genovese, con Katia Smutniak, Marco Giallini, Anna Foglietta, Valerio Mastrandea, Giuseppe Battiston, entre otros.