lunes, 24 de abril de 2023

"Una lectora nada común"

Sinopsis: Si sus célebres perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio, en el lugar menos regio de los jardines. Y no habría conocido a Norman, el joven y pelirrojo pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario. Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro. ¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada? Porque una reina nunca debe ser interesante, ni tener otros intereses que los de sus súbditos. Y jamás habla de sus gustos, sólo pregunta por los de ellos.
Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca el nombre de una escritora que conoce, lvy Compton-Burnett. Tiempo atrás le había concedido un título nobiliario menor, y recordaba su tan singular peinado. Y de Compton-Burnett a Proust, que leerá en una de sus estancias en Balmoral, y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros. Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido una reina, una pura entelequia, un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer.
("Una lectora nada común", de Alan Bennett)

Cuando mi amiga Ana me propuso leer "Una lectora nada común" despertó mi curiosidad... y fue una más que agradable sorpresa.
"(...) pero aleccionar no es leer. De hecho es la antítesis de la lectura. Aleccionar es sucinto, concreto y pertinente. Leer es desordenado, disperso y siempre incitante. El aleccionamiento cierra un tema, la lectura lo abre. (...)"
Siempre me maravilla cuando comienzas un libro y ya desde sus primeras páginas tiene fragmentos, pequeñas reflexiones, que te dejan pensando. Con éste sucede eso... La primera cuestión que me detuve a pensar fue en ese mito ( a esta altura creo definitivamente que es sólo una "leyenda popular"), que determinadas personas, en posiciones sociales privilegiadas y/o con el suficiente dinero como para no tener que trabajar, pueden hacer todo lo que desean sin más preocupación. Siempre hay alguien que desea poner "límites" a esa pseudo libertad que se posee, y a este principio parece que no sería ajena ni siquiera la realeza.
"(...) Los libros no hablan de pasar el tiempo. Hablan de otras vidas. Otros mundos. En vez de querer que el tiempo pase, Sir Kevin, ojalá dispusiéramos de más. (...)"
A todos los que nos gusta leer, alguna vez hemos pensado esto. La lectura no es un pasatiempo, es una actividad para aprovecharlo al máximo y siempre se desea tener más para poder leer más. Este último período sobre todo, he leído muchas críticas negativas al hecho que muchas personas se autoimponen al inicio del año, un número de lecturas, cada vez mayor (sin ir más lejos yo lo hago), y no termino de entender qué tiene esto de malo... obviamente que si alguien toma el no alcanzar este desafío con uno mismo, como una tragedia o fracaso, no es bueno; pero, en cambio, muchos de nosotros lo hacemos como método para incentivarse, para no caer en una situación de desánimo o apatía.
"(...) No pones la vida en los libros, la encuentras en ellos. (...)"
Otra lectura breve, muy poquitas páginas, pero que -tal vez- te deje pensando mucho.



Detalles del Libro
Título original:
"The uncommon reader"
Autor: Alan Bennett
Traducción: Jaime Zulaika Goicoechea (en español)
Editorial: Anagrama
Fecha de la primera edición: 01/enero/2007
Páginas: 78

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