Encerrados en nuestras máscaras rodábamos desesperadamente entre la multitud, de una habitación a otra, de un piso a otro de la gran casa iluminada, buscando un objeto identificable que orientara nuestro amor: una rosa prendida en una manga, un anillo, un pañuelo, un collar de colores. Algo, cualquier cosa que nos permitiera reconocer a los que amábamos. Las capuchas y las máscaras eran como símbolos exteriores, del secreto de nuestros espíritus, tan unilaterales y desposeídos como los padres del desierto en busca de su Dios. (...) Afuera, en la oscuridad, sentado en el césped junto al estanque, Amaril esperaba temblando. No se atrevía a quitarse el antifaz por temer de que su cara, si la mujer volvía ese año como había prometido, pudiera desagradarla o descepcionarla. Si uno se enamora de una máscara estando a su vez enmascarado, ¿cuál de los dos tendrá el coraje de quitarse primero el antifaz? Esos amantes ¿podrán seguir juntos por la vida sin quitarse el antifaz? Carrera de pensamientos en el cerebro sentimental de Amaril... El amor se complace en torturarse.
(...)"
(Fragmento de "Balthazar" de Lawrence Durrell)
Un segundo libro que deja una pregunta suspendida: ¿la realidad es una invención o una broma de la memoria? Y entonces, ¿cómo se puede contar realmente aquello que sucede, todas esas piezas del rompecabezas que no encajan, que no encajan jamás pero que han sucedido? El autor nos enseña que la realidad y la verdad no existen, existe sólo aquello que deseamos ver y aquello que deseamos creer, la vida es un juego dividido en partes, donde cada uno cuenta un variado número de historias para convencer a todos de la versión que uno ha percibido, pero ¿quién conoce de verdad toda la historia?
Detalles del Libro
Título original: "Balthazar"
Autor: Lawrence Durrell
Editorial: Faber y Faber
Fecha de la primera edición: 01/enero/1958
Páginas: 227
Muy interesante tu escrito de hoy, no conozco el libro aunque sí al autor, me has despertado la curiosidad. Ciertamente cada uno de nosotros percibimos de diferente manera lo que ocurre a nuestro alrededor, por eso tan difícil se hace conocer la verdad absoluta, en realidad, creo que ni existe. Vi hace años una película interesante : El príncipe de las mareas, si mi memoria no me falla el tema es justamente ese, son cuatro hermanos que viven una experiencia traumática, cada uno de ellos la percibió de forma diferente y la psicóloga (Bárbara Streisand) debe descubrir qué pasó realmente. Me la has recordado. Me alegro de haberte visitado.
ResponderBorrarYo tampoco creo en las verdades absolutas, Maru...y recuerdo muy bien esa película. Es tal cual, un mismo hecho no es percibido ni mucho menos asimilado, de la misma manera por todos los que estén involucrados... sino todos seríamos más o menos iguales delante de las circunstancias de la vida.
BorrarA mí me alegra que tú pases por aquí, de verdad...un beso.
Para mí la realidad es aquello que creamos en torno a lo que vivimos, por ello existen muchas realidades. Y para amar no se puede llevar antifaz.
ResponderBorrarBesos dulces Alma.
Totalmente de acuerdo contigo, Dulce. Cada uno de nosotros tiene una, su realidad, que en algunos puntos coincidirá con quienes nos rodean, con quienes compartimos concretamente la vida... pero así y todo, no es lo mismo... cada uno lo percibe, lo siente de modo diferente, personal.
BorrarBesos grandes.