Los antiguos miedos vuelven todos juntos al presente...
“Penny Dreadful” o dicho de otra manera, ‘los miedos de un penique’, ya que el título tiene sus orígenes en unas publicaciones de aquella Inglaterra victoriana del siglo XIX así llamados. Estos pequeños libros, que costaban realmente poco porque eran para un público popular y trabajador, narraban historias de horror y de violentos crímenes, escritos de manera muy cruda y con unos dibujos bastante grotescos. Fue en ellos que John Logan se basó cuando decidió escribir su creación, y nació esta serie televisiva de producción británica y estadounidense.
La serie, que apareció por nuestras pantallas en el 2014, está ambientada en una Londres de 1891. Una ciudad llena de contrastes como bien podemos recordar: los progresos en materia científica; la expansión del Imperio y de su comercio; con una sociedad tremendamente moralista y para la cual todo debía tener una utilidad; sin olvidarnos del crecimiento epidémico no sólo de las enfermedades, sino también de la prostitución, de la pobreza y de la explotación de la clase obrera. En este clima claustrofóbico y sin tiempo es que aparece un caballero inglés adinerado, Sir Murray; interpretado por el muy conocido Timothy Dalton, uno de los muy recordados 007 de la historia del cine. Éste tiene una enigmática colaboradora, Miss Ives; que es nadie menos que la sensual Eva Green. Y es ella la principal e indiscutida protagonista de las tres temporadas de la serie. Su personaje está lleno de contradicciones también; una mujer de la clase alta de la sociedad londinense que, al mismo tiempo, posee un alma perturbada por la presencia de un demonio que la lleva a actuar de forma totalmente contraria a los dictámenes de la época.
Todo comienza cuando estos protagonistas contratan al famoso y experto pistolero Ethan Chandler (Josh Hartnett) para que busque a Mina (Olivia Llewellyn), hija de Mr. Murray y mejor amiga de Miss Ives. Así comienzan a cruzarse las historias y los principales personajes de la literatura de aquella época: el doctor Viktor Frankestein (Harry Treadaway), un hombre atormentado en su búsqueda de la vida después de la muerte y su “criatura”, John Clark (Rory Kinnear), producto de sus experimentos; el siempre joven y seductor Dorian Grey (Reeve Carney), maldito por aquello que alguna vez pensó sería su salvación, la inmortalidad; el Conde Drácula y todos sus cómplices vampiros; y el infaltable Dr. Jekyll, símbolo de esa doble visión, de esas contradicciones propias de la época.
La serie, que apareció por nuestras pantallas en el 2014, está ambientada en una Londres de 1891. Una ciudad llena de contrastes como bien podemos recordar: los progresos en materia científica; la expansión del Imperio y de su comercio; con una sociedad tremendamente moralista y para la cual todo debía tener una utilidad; sin olvidarnos del crecimiento epidémico no sólo de las enfermedades, sino también de la prostitución, de la pobreza y de la explotación de la clase obrera. En este clima claustrofóbico y sin tiempo es que aparece un caballero inglés adinerado, Sir Murray; interpretado por el muy conocido Timothy Dalton, uno de los muy recordados 007 de la historia del cine. Éste tiene una enigmática colaboradora, Miss Ives; que es nadie menos que la sensual Eva Green. Y es ella la principal e indiscutida protagonista de las tres temporadas de la serie. Su personaje está lleno de contradicciones también; una mujer de la clase alta de la sociedad londinense que, al mismo tiempo, posee un alma perturbada por la presencia de un demonio que la lleva a actuar de forma totalmente contraria a los dictámenes de la época.
Todo comienza cuando estos protagonistas contratan al famoso y experto pistolero Ethan Chandler (Josh Hartnett) para que busque a Mina (Olivia Llewellyn), hija de Mr. Murray y mejor amiga de Miss Ives. Así comienzan a cruzarse las historias y los principales personajes de la literatura de aquella época: el doctor Viktor Frankestein (Harry Treadaway), un hombre atormentado en su búsqueda de la vida después de la muerte y su “criatura”, John Clark (Rory Kinnear), producto de sus experimentos; el siempre joven y seductor Dorian Grey (Reeve Carney), maldito por aquello que alguna vez pensó sería su salvación, la inmortalidad; el Conde Drácula y todos sus cómplices vampiros; y el infaltable Dr. Jekyll, símbolo de esa doble visión, de esas contradicciones propias de la época.
Una serie que, como ya dijimos, remarca esta sociedad de opuestos, la doble moral reinante, lo políticamente correcto y lo que realmente se hacía e interesaba. Por esto es una serie de no perderse: por la brillante idea de su autor de juntar tantos personajes de la literatura de terror; por el elevado nivel actoral y de interpretaciones, indiscutibile la superioridad y belleza en este contexto, de Eva Green; porque es un gran homenaje al romanticismo gótico; por la calidad en la ambientación, la banda sonora y toda la producción en general... por todo. Si aún no la has visto, la pregunta es ¿qué esperas?
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